Milongas para todos los gustos en la capital mundial del tango
Buenos Aires ofrece en sus numerosos barrios milongas a vecinos o turistas que quieran abrazarse y girar al ritmo de esta música, cualquier día de la semana y en el estilo que prefieran. Para quien quiera aprender o mejorar su baile, muchas cuentan con clases previas a cargo de renombrados profesores o simples milongueros devenidos en maestros.
Capital Mundial del Tango, Buenos Aires ofrece en sus numerosos barrios milongas para todos los gustos a vecinos o turistas que quieran abrazarse y girar al ritmo de esta música, cualquier día de la semana y en el estilo que prefieran y, para quien quiera aprender o mejorar su baile, muchas cuentan con clases previas a cargo de renombrados profesores o simples milongueros devenidos en maestros.
Los barrios de San Telmo y Palermo son dos polos tangueros que llegan a tener más de una milonga cada noche, y si son a diferentes horarios se puede ir de puerta en puerta y bailar desde el anochecer hasta que salga el sol.
Mataderos y Villa Urquiza, reconocidos guardianes de dos estilos diferentes, pero exquisitos; en el primero prima el canyengue y el otro, más elegante y lleva el nombre del barrio, mientras en la zona céntrica se impone precisamente el "estilo del centro", un baile "chiquito" en cuanto a pasos y movimientos, debido a la gran concurrencia de sus milongas.
Tango, milonga o vals, los antiguos salones, cafés o clubes de barrio albergan cada noche una serena y sensual milonga en la que todos pueden recorrer la pista girando en estricto sentido contrario a las agujas del reloj, sin chocar a las demás parejas ni hablar mientras se baila para que todos puedan escuchar la música.
Hay tres clases de milongas: las famosas, las más comerciales -generalmente con mucha afluencia de extranjeros-; las tradicionales, donde van los mayores, muchos en pareja o en grupo, y las gratuitas, donde la calidad del piso y el sonido puede ser menor y se hace un aporte "a la gorra"
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