BONO
- 12 de octubre de 2017
Rock y fútbol, dos de los exponentes más acabados de la cultura popular, convergieron anteanoche en el primer show de U2 en el Estadio único de La Plata, banda que ayer hacía su segunda y última presentación en la Argentina
Rock y fútbol, dos de los exponentes más
acabados de la cultura popular, convergieron anteanoche en el primer
show de U2 en el Estadio único de La Plata, banda que ayer hacía su
segunda y última presentación en la Argentina. Una suerte de ritual
"futrockero" se vivió en el primer recital, con más de 42 mil personas
que agotaron entradas y vivieron una celebración masiva donde, como es
habitual, se ovacionó todo: a Messi, a Bono, al Seleccionado argentino,
al cuarteto irlandés, a los goles, a los estribillos, a los pases y a
los acordes.
La idea de interrumpir el recital en dos partes, con dos horas de partido en el medio en pantalla gigante, resulto polémica para muchos que ya se habían resignado a no ver el partido. La dinámica atentó además contra el magnífico show de Noel Gallagher and The Flying Birds, relegándolo en la previa al triunfo del Seleccionado y la majestuosidad de lo que mostró U2. Gallagher tocó diez canciones donde lo más celebrado fueron los clásicos de su etapa de Oasis junto a su hermano Liam, con "Champagne Supernova", "Little by Little", "Wonderwall" o "Don't Look Back In Anger", entre otras. De su etapa solista cerró con "What A Life".
Pasaron apenas dos minutos entre el cierre del partido y la explosión del estadio pidiendo por Bono, cuando irrumpió la batería rabiosa con la intro de "Sunday Bloody Sunday" en un arranque que será difícil de olvidar. Seguido por "New Year's Day" y "Bad", que incluyó un homenaje a David Bowie con un fragmento de "Heroes"; ese bloque inicial, sobre un escenario alternativo unido con el principal por una pasarela, estuvo coronado por "Pride (In The Name Of Love)", ilustrado por fragmentos en pantalla de Martin Luther King.
Se superpusieron muchos tópicos que fueron siempre bien recibidos por un público fiel al rockstar en el púlpito, con ovación ciega a todo lo que dijera Bono, por caso, que "Messi demuestra que Dios existe". Cuentan que el artista brindaba con champagne tras bambalinas en los goles mientras esperaba que su "telonero", el partido, diera por cerrado su espectáculo. También se celebraron los ataques antiTrump durante el furioso "Bullet The Blue Sky" o la seguidilla de mujeres de la historia proyectadas en pantalla gigante, entre ellas Patti Smith, Michelle Obama, Madonna, Ellen DeGeneres, Oprah Winfrey, Mercedes Sosa, Susana Trimarco, Angela Merkel o Michelle Bachelet. Los fans aplaudían, elevaban sus manos en alto o coreaban el "ole ole", indistintamente hacia la Selección, U2 o contra la guerra. El ritual se replica, se automatiza y se instala.
Párrafo aparte para la inmensa pantalla de led de 60 metros de largo por 12 de alto, que habilitaba visión perfecta desde cualquier ángulo del estadio y que encendió sus destellos con el repaso por la totalidad del disco "The Joshua Tree", el quinto de la banda. El rojo incandescente con el árbol perenne en negro dio inicio a "When The Streets Have No Name" acompañada por imágenes en espacios áridos, arboles exóticos y la ruta interminable. Alusión a la histórica portada de este disco cuya fotografía fue tomada en el desierto de Mojave.
Con "I Still Haven't Found What I'm Looking For" y "With Or Without You" se llegó al clímax del concierto, que al continuar por el recorrido del disco cayó en una abrupta meseta de temas menos festivos. El juego de imágenes que surgen del vivo, editadas con la artillería visual que trae la banda, fueron un punto alto y algo ya instalado como tendencia en recitales de primer nivel. Además otorga a los espectadores esa confortable sensación de pertenencia por el solo hecho de verse reflejados en una pantalla/espejo. Los ultimos bises fueron "You're The Best Thing About Me", "Ultraviolet" y el cierre con el potente y emotivo "One".
El público agradeció ver a estos ídolos con 40 años de historia ya no haciendo lo que pueden, sino haciéndolo mejor que nunca, gracias al virtuosismo pero también al trabajo minucioso del sonido digital y el perfeccionamiento del aspecto visual. Los temas de la etapa más "moderna" de U2 con "Beautiful Day" o "Vertigo" demostraron que seguirán vigentes mientras quieran seguir tocando, pero que la mejor música que pudieron crear tuvo lugar en los 80
La idea de interrumpir el recital en dos partes, con dos horas de partido en el medio en pantalla gigante, resulto polémica para muchos que ya se habían resignado a no ver el partido. La dinámica atentó además contra el magnífico show de Noel Gallagher and The Flying Birds, relegándolo en la previa al triunfo del Seleccionado y la majestuosidad de lo que mostró U2. Gallagher tocó diez canciones donde lo más celebrado fueron los clásicos de su etapa de Oasis junto a su hermano Liam, con "Champagne Supernova", "Little by Little", "Wonderwall" o "Don't Look Back In Anger", entre otras. De su etapa solista cerró con "What A Life".
Pasaron apenas dos minutos entre el cierre del partido y la explosión del estadio pidiendo por Bono, cuando irrumpió la batería rabiosa con la intro de "Sunday Bloody Sunday" en un arranque que será difícil de olvidar. Seguido por "New Year's Day" y "Bad", que incluyó un homenaje a David Bowie con un fragmento de "Heroes"; ese bloque inicial, sobre un escenario alternativo unido con el principal por una pasarela, estuvo coronado por "Pride (In The Name Of Love)", ilustrado por fragmentos en pantalla de Martin Luther King.
Se superpusieron muchos tópicos que fueron siempre bien recibidos por un público fiel al rockstar en el púlpito, con ovación ciega a todo lo que dijera Bono, por caso, que "Messi demuestra que Dios existe". Cuentan que el artista brindaba con champagne tras bambalinas en los goles mientras esperaba que su "telonero", el partido, diera por cerrado su espectáculo. También se celebraron los ataques antiTrump durante el furioso "Bullet The Blue Sky" o la seguidilla de mujeres de la historia proyectadas en pantalla gigante, entre ellas Patti Smith, Michelle Obama, Madonna, Ellen DeGeneres, Oprah Winfrey, Mercedes Sosa, Susana Trimarco, Angela Merkel o Michelle Bachelet. Los fans aplaudían, elevaban sus manos en alto o coreaban el "ole ole", indistintamente hacia la Selección, U2 o contra la guerra. El ritual se replica, se automatiza y se instala.
Párrafo aparte para la inmensa pantalla de led de 60 metros de largo por 12 de alto, que habilitaba visión perfecta desde cualquier ángulo del estadio y que encendió sus destellos con el repaso por la totalidad del disco "The Joshua Tree", el quinto de la banda. El rojo incandescente con el árbol perenne en negro dio inicio a "When The Streets Have No Name" acompañada por imágenes en espacios áridos, arboles exóticos y la ruta interminable. Alusión a la histórica portada de este disco cuya fotografía fue tomada en el desierto de Mojave.
Con "I Still Haven't Found What I'm Looking For" y "With Or Without You" se llegó al clímax del concierto, que al continuar por el recorrido del disco cayó en una abrupta meseta de temas menos festivos. El juego de imágenes que surgen del vivo, editadas con la artillería visual que trae la banda, fueron un punto alto y algo ya instalado como tendencia en recitales de primer nivel. Además otorga a los espectadores esa confortable sensación de pertenencia por el solo hecho de verse reflejados en una pantalla/espejo. Los ultimos bises fueron "You're The Best Thing About Me", "Ultraviolet" y el cierre con el potente y emotivo "One".
El público agradeció ver a estos ídolos con 40 años de historia ya no haciendo lo que pueden, sino haciéndolo mejor que nunca, gracias al virtuosismo pero también al trabajo minucioso del sonido digital y el perfeccionamiento del aspecto visual. Los temas de la etapa más "moderna" de U2 con "Beautiful Day" o "Vertigo" demostraron que seguirán vigentes mientras quieran seguir tocando, pero que la mejor música que pudieron crear tuvo lugar en los 80
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