Con una inflación que se acerca al 100%, el Gobierno argentino apostó su futuro político a un político con ambiciones presidenciales, pero sin experiencia en política económica, para sacar al país de su última crisis.

Por Norberto Romano

Editor

Con una inflación que se acerca al 100%, el Gobierno argentino apostó su futuro político a un político con ambiciones presidenciales, pero sin experiencia en política económica, para sacar al país de su última crisis.

El ministro de Economía, Sergio Massa, que asumió el cargo el mes pasado, se anotó algunas victorias iniciales tras una semana en Washington en la que logro un acercamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y habló brevemente el lunes con la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen.

Un encuentro de alto nivel que sus predecesores no lograron concretar.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, elogió las “firmes medidas” adoptadas por Massa para estabilizar la economía tras una reunión aparte,más ajuste.

El ministro necesitará más victorias como esta si quiere tener éxito donde la mayoría de sus predecesores fracasaron: controlar la economía sudamericana propensa a la crisis.

Sus desafíos, tiene que frenar el gasto y evitar que el tipo de cambio se salga de control, al tiempo que cumpla con los compromisos del país en el marco de su programa de US$44.000 millones del Fondo Monetario Internacional. 

Todo ello en medio de las exigencias de un mayor gasto social, que el ciudadano que vive el diá a día no agunta más por parte de una coalición de Gobierno fracturada.

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