Los vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral, las compañías estatales de este fin de semana quedaron sujetos de una tensa negociación salarial. Cinco de los seis sindicatos aeronáuticos advirtieron sobre la posible adopción de "medidas de acción directa"

Los vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral, las compañías estatales de este fin de semana quedaron sujetos de una tensa negociación salarial. Cinco de los seis sindicatos aeronáuticos advirtieron sobre la posible adopción de "medidas de acción directa" entre mañana y el domingo próximo ante la falta de avances en la discusión con las autoridades de la compañía. Los directivos de las líneas ofrecieron hasta ahora una suba de 16% para el período entre este mes y septiembre del año que viene, en línea con la pauta que espera imponer el Gobierno para 2018, mientras que los gremios reclaman al menos 23 por ciento. 


Las discusiones estaban centradas hasta la semana pasada en las autoridades de Aerolíneas Argentinas y los funcionarios del Ministerio de Transporte. Ayer, luego de tres audiencias en las que se repitió la propuesta de 16%, intervino el Ministerio de Trabajo para mediar una vez que se dio a conocer la posibilidad de protestas durante el fin de semana. Participó de una audiencia el bloque conformado por dos sindicatos de pilotos, APLA y UALA; el de técnicos aeronáuticos, apta; el de personal superior, UPSA, y el de trabajadores de los mostradores y servicios en tierra, APA. Al margen de este conglomerado permanece el sindicato de aeronavegantes (AAA). 

El secretario de Trabajo, Horacio Pitrau, recibió ayer a los cinco jefes de los sindicatos: Pablo Biró (APLA), Genaro Trucco (UALA), Ricardo Cirielli (APTA), Rubén Fernández (UPSA) y Edgardo Llano (AAA). Durante la audiencia el funcionario se comunicó con el ministro del área, Jorge Triaca, quien pidió un cuarto intermedio hasta hoy a las 11 para analizar junto con Transporte la posibilidad de mejorar la oferta presentada hasta ahora. 

La paritaria de ambas compañías involucra a casi 14 mil empleados de todos los sectores. Pero más allá de las posibilidades económicas de empresas que dependen en buena medida de la evolución de los subsidios estatales para sus operaciones en la negociación se juega la intención del Ejecutivo de ponerles un tope de 16% a las discusiones del año que viene. Ese valor está en línea con la inflación esperada de acuerdo al proyecto oficial de presupuesto, de 15 por ciento. 

Además del ajuste salarial para los próximos doce meses en la puja con los gremios se juegan otros factores: uno de ellos, la oposición de los cinco sindicatos a la política aerocomercial oficial, que facilitó el arribo de compañías de bajo costo (las denominadas "low cost") y una eventual flexibilización de las condiciones de trabajo en la actividad. Y también incidió el clima electoral frente a la posibilidad de un fin de semana con vuelos internacionales y de cabotaje cancelados. 

Sin embargo, hay un aspecto económico que promete complicar más la negociación. El acuerdo firmado el año pasado en todo el sector, que incluyó aumentos salariales promedio del 35% pero que treparon al 45% en algunos casos por su impacto de bolsillo, fue firmado con una cláusula inédita en la historia reciente de las paritarias: durante once de los doce meses de vigencia del convenio los incrementos serían no remunerativos. Es decir que Aerolíneas y Austral no deberían pagar cargas patronales. De hecho, a partir de esa concesión la chilena LAN (en Argentina, Latam) exigió y obtuvo el mismo beneficio. 

Aquella negociación fue liderada por la extitular de la compañía, Isela Costantini. Su buen entendimiento con los sindicatos del sector, de hecho, fue una de las principales razones para ser desplazada por el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que nombró en su reemplazo a Mario Dell'Acqua. El actual número uno de la compañía les hizo saber a los sindicatos que no cuenta con autorización para cumplir con un compromiso que había asumido Costantini de compensar, llegado el mes doce de aplicación del acuerdo y el pase del aumento a remunerativo (una vez incorporados los aportes se produce una baja nominal del sueldo a no ser que se produzca una compensación o "grossing up" con mayores erogaciones del empleador). 

En ese contexto los sindicalistas explicaron que con los sueldos de septiembre que se pagaron desde la semana pasada hubo descuentos que fueron del 3 al 7%, de acuerdo al sector. Para los dirigentes esa compensación deberá correr por cuerda separada del aumento formal para el año próximo.

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