La Casa Rosada presionada por las grandes corporaciones, Con el fantasma de Cristina Fernández , con un mercado con turbulencia permanente, que salpica a todos, Peña en el ojo de la tormenta y hasta el propio Macri, Les dieron todo y así pagan

La Casa Rosada presionada por las grandes corporaciones, Con el fantasma de Cristina Fernández , con un mercado con turbulencia permanente, que salpica a todos, Peña en el ojo de la tormenta y hasta el propio Macri, Les dieron todo y así pagan

Comenzó  con el desplazamiento de Juan José Aranguren de la Secretaría de Energía generó, en los últimos días, un conflicto bastante virulento entre las empresas del sector yla Casa Rosada. Javier Iguacel, , se reunió con los ejecutivos más relevantes de las distribuidoras de gas y electricidad. En breves reuniones,  

Esto no va a funcionar como con Aranguren. Si el año que viene nosotros nos vamos y viene Cristina, las empresas de ustedes van a valer la cuarta parte de lo que valen. Acostumbrense, de aquí a fin de año que viene, a trabajar a pérdida.

A los petroleros, por otra parte, les adelantó que YPF jugará un rol central en la fijación del precio de la nafta: con el 58 por ciento de participación en el mercado, está en condiciones de establecer el precio de referencia.

La advertencia  advertía que las empresas estaban dispuestas a dejar sin nafta el país si no se cumplía con la promesa de aumentos de tarifas y precios al ritmo del dólar y de los valores internacionales de su producto.

Se trataría de un aumento cercano al 40 por ciento en el caso de la nafta y de alrededor del 75 por ciento en las tarifas. Cualquiera puede imaginar lo que significaría para el país si se satisfacen esas ambiciones.

 Las petroleras, sin embargo, presionan  o pagan lo que deben o deberán sufrir desabastecimiento. Además,   amenazan con iniciar un juicio contra YPF por abuso de posición dominante. Se Creen los dueños del país

Ese episodio revela de manera muy elocuente cómo funcionan las cosas. Durante sus no tan lejanos doce años, el kirchnerismo actuaba de acuerdo a una percepción de la realidad que se podría sintetizar así: como se trataba de un gobierno que afectaba los intereses del poder económico, debía soportar sus métodos de presión, entre ellos, las corridas cambiarias o amenazas como las que se describen en el comienzo de esta nota.

Pero la verdad es que el presidente Mauricio Macri y los suyos concebían la realidad de la misma manera aunque llegaran a una conclusión distinta. Si a un gobierno que choca con el poder económico le va mal, será cuestión de ser amigo del poder económico para que al país le vaya bien.

Esas concepciones son desafiadas en estos días por dos hechos sobresalientes: la más tremenda corrida contra el peso de los últimos quince años, y las evidentes amenazas que distribuye la poderosa corporación petrolera. Tal vez esas situaciones obedezcan a cuestiones más pueriles -como la avaricia, el cortoplacismo o la estupidez- que las ideológicas.

En los últimos años, la cuestión energética funcionó de la siguiente manera. Mientras sus militantes enronquecían al ritmo de consignas hermosas como "La patria es el otro", el gobierno de Cristina Kirchner logró que la Argentina perdiera la soberanía energética.

En el peor momento de ese derrotero, el país llegó a importar 10 mil millones de dólares en insumos del área. Ese detalle dejó a la patria vulnerable y dependiente: necesitaba dólares que había tenido en cantidad pero ya no tenía. De allí surgieron el cepo, la caída de la inversión y tantas otras consecuencias, como el triunfo de Mauricio Macri

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