Si hay algo que siempre caracterizó al River de Marcelo Gallardo fue su capacidad de resistir y contragolpear ante cualquier rival.

Si hay algo que siempre caracterizó al River de Marcelo Gallardo fue –en términos boxísticos– su capacidad de resistir y contragolpear ante cualquier rival. Como Muhammad Ali en aquella legendaria pelea contra George Foreman en Kinshasa, Zaire, el Millonario se ha convertido en un especialista a la hora de balancearse sobre las cuerdas, desgastar al enemigo y encontrar el momento y tiempo justos en el que terminar cada pelea con una combinación tan precisa como letal.

No se puede negar que River alzó su cuarta Copa Libertadores debido a su condición de mejor colectivo y a su inteligencia para gestionar a la perfección cada uno de los golpes lanzados contra un rival que por momentos lo dominó. A estas dos virtudes se le debe agregar una tercera: si en esta era, el cuadro millonario había construido una paternidad internacional sobre los Xeneizes en base a jugar justamente “a lo Boca”, en esta ocasión logró imponerse siguiendo a pies juntilla el manual histórico propio.

Justamente, la mayor crítica hacia Boca Juniors durante estos tres años de deficiencia internacional se dirigió a una supuesta “traición” a la propia esencia más focalizada en la lucha. Atendiendo esta cuestión, a lo largo de esta edición de la Copa Libertadores, Guillermo Barros Schelotto construyó un equipo basado en la potencia ofensiva y el carácter en el mediocampo.

 Sus once elegidos para salir al Santiago Bernabéu fueron: Esteban Andrada; Julio Buffarini, Carlos Izquierdoz, Lisandro Magallán, Lucas Olaza; Wilmar Barrios; Sebastián Villa, Nahitan Nández, Pablo Pérez, Cristian Pavón; Darío Benedetto. Un aguerrido 4-1-4-1 muy preocupado por no perder la batalla del mediocampo y que apostaría a la velocidad de sus extremos y la habilidad de su centro delantero para sorprender a contrapierna a la línea de fondo rival.

Si bien no fue el más contundente de todos los torneos internacionales que disputó al comando de River Plate, Marcelo Gallardo llegaba a este partido de vuelta con la ventaja del muy buen empate conseguido en La Bombonera y la certeza de que su equipo estaba listo para superar cualquier adversidad. Para esta final, el entrenador eligió a: Franco Armani; Gonzalo Montiel, Jonatan Maidana, Javier Pinola, Milton Casco; Enzo Pérez, Leonardo Ponzio; Ignacio Fernández, Exequiel Palacios, Gonzalo Martínez; Lucas Pratto. Un 4-2-3-1 muy flexible, hecho para presionar alto, tener una buena circulación en el mediocampo y poder acompañar al único delantero nato ingresando por la zona central.

De los 120 minutos que se disputaron en Madrid, los primeros cincuenta fueron sin dudas un triunfo táctico inédito para Guillermo Barros Schelotto. Mientras que su contrincante buscó sorprenderlo (sin precisión en la circulación del balón) por los costados con las subidas de Montiel y Casco, mientras agrupaba al Palacios y a Nacho Fernández cerca del doble pivote, su respuesta fue mucho más eficiente: la aplicación táctica de Pérez y Nández –ayudados por Pavón y Villa desde los costados– le dio a Boca el dominio absoluto del mediocampo. Si bien la cautela fue el elemento sobresaliente en este plan, los dos extremos mostraron peligrosidad en cada una de sus subidas ante una defensa dubitativa, apoyados por dos laterales que mantuvieron con solidez su posición para anular las bandas.

Tener a Pratto y a Martínez tan separados ante una sólida pared azul y amarilla le hizo un flaco favor a River, que sufrió muchísimo merced del aplomo y tranquilidad que mostraron los volantes de marca para quitarle a los lanzadores toda opción de pase posible. Poco a poco, las dudas de Maidana y Pinola (muy lentos en el uno contra uno y poco coordinados entre sí) se convirtieron en fuego amigo, algo potenciado por la incapacidad de Enzo Pérez y Ponzio para anticiparse y ganar la famosa “segunda pelota” en el círculo central.

COMENTARIOS

No han dejado comentarios

Escriba su comentario

Nombre (*)
Email (*) (no será publicado)
Mensaje (*)



Código de Validación
(*) Datos obligatorios